El bloque histórico de las clases
dominantes en Chile y la superestructura económica que sustenta sus cimientos,
se encuentra en medio de una crisis de legitimidad. En la medida que el proceso
ha sido exitoso desde el punto de vista macro económico, dicho éxito solo ha
sido para los poderosos, acrecentando esta crisis hacia el resto de la sociedad.
El crecimiento económico y el éxito de los
grandes grupos económicos y transnacionales, es inversamente proporcional al bienestar de la mayoría de los
trabajadores y el conjunto del pueblo. Y eso no se puede “mejorar”: el
neoliberalismo funciona así. Año a año, las mineras se expanden con nuevos
proyectos contaminando nuestra tierra, las empresas pesqueras y salmoneras
arruinan nuestro mar y su biodiversidad,
los procesos industriales secan nuestros ríos y las AFP, inmobiliarias e
instituciones educacionales privadas lucran con los que deberían ser nuestros
derechos.
Esta es la contradicción fundamental del
período de estabilización de la lucha de clases: Capitalismo Neoliberal versus Pueblo.
Conflicto o contradicción que surge y se
profundiza día a día en la esfera de la producción material, y que explica la
progresiva pérdida de hegemonía y legitimidad del régimen político.
Sin embargo, la expresión política de este conflicto fundamental se encuentra
bloqueada.
Frente a esto, se han levantado caminos
alternativos a este bloqueo, en conflictos o contradicciones secundarias, como
el descontento, principalmente de las capas medias; la movilización de muchas
poblaciones por la defensa de sus condiciones de vida, y también, la lucha por
educación de los jóvenes, sobre todo de los más pobres y endeudados, lo que ha
lanzado a estos por miles a las calles durante los últimos años.
Estos tres conflictos, al desarrollarse,
han derivado en una cuarta contradicción, que es la expresión principal, en
este momento de desarrollo de la situación política, de la contradicción
fundamental entre capitalismo neoliberal y pueblo: Institucionalidad neoliberal versus Democracia Plena, que engloba tanto el conflicto o contradicción entre el actual régimen político y la
demanda por participación de distintos sectores sociales, así como el conflicto
entre las condiciones tremendamente
poco equitativas en que operan los grandes grupos económicos frente a la
población común y corriente, y los costos que esta última debe pagar en
términos de deterioro de sus condiciones de vida.
La resolución de esta contradicción principal,
que en última instancia no puede ser resuelta en el capitalismo, en la
coyuntura política a favor de los intereses populares –en alianza con otros
sectores sociales- es una aproximación indirecta que nos puede permitir atacar,
desde la superestructura, por decirlo así,
aspectos estratégicos de funcionamiento del neoliberalismo, y remover
los cerrojos que dificultan la organización y lucha independiente de los
trabajadores.
Los mecanismos que protegen al capitalismo
neoliberal también son institucionales y pueden ser removidos, por lo que una
ampliación “participativa” de la democracia, a través de representantes
legislativos, mecanismos plebiscitarios, actos administrativos o de una
Asamblea Constituyente, podría efectivamente derribar algunos de sus pilares de
sustentación.
Es por esto que avanzar hacia la
convergencia de organizaciones políticas populares como IZAR y Ukamau es un
requerimiento histórico.
La construcción de un bloque
histórico alternativo.
Surgimos de la experiencia de organización
de miles pobladores, a su vez trabajadoras y trabajadores, y de jóvenes
estudiantes nacidos de familias trabajadoras a lo largo de todo el país. Somos
entonces organizaciones de los pobres urbanos y de los trabajadores
precarizados. Ukamau es la expresión de las luchas y organización de
trabajadores, en cuanto pobladores, que desde hace décadas vienen en un proceso
de articulación. En tanto, IZAR, proviene de las luchas estudiantiles de las
primeras década de los dos mil. Ese es nuestro contenido de clase y es la
experiencia que podemos aportar, en este momento, como organizaciones y como
movimiento social, tanto a la lucha de clases en el país, como a la
conformación de este bloque contra-hegemónico.
Si queremos que el sector dominante de este
bloque contra-hegemónico sean los trabajadores organizados y el pueblo, debemos
entonces comenzar a unir nuestras experiencias y construir un programa de lucha
que convoque al conjunto de los sectores populares a luchar.
Izquierda posible. Las alianzas
en función del conflicto o contradicción principal, y de la necesidad de
construir el bloque contra-hegemónico.
La contradicción
o problema, a estas alturas, no es Derecha versus Nueva Mayoría. Eso es un
error y forma parte del engaño necesario para seguir manteniendo el régimen
político inalterado. Ambas, en alianza estratégica, están juntas en el régimen
político, son las coaliciones del duopolio y son las que construyeron esta
democracia restringida. Pero, la derecha siempre ha sido minoritaria social y
electoralmente, y ese es el problema que ha tenido para gobernar.
El agente político hegemónico de las clases
dominantes fue la Concertación. Fue ella la que ideológicamente subordinó a los
trabajadores y a los sectores populares al proyecto histórico del capitalismo
neoliberal -por ello logró gobernar más tiempo que la misma dictadura-, y es
por ello que sigue siendo el principal factor de estabilidad del régimen
político.
Sin embargo, las contradicciones propias
del neoliberalismo y las luchas emprendidas por nuestro pueblo han provocado la
pérdida relativa de la base social a la Concertación, de pilar en el pacto
PS-DC, con notoria expresión electoral
en las últimas elecciones y en los miles de chilenos que regularmente colman
las calles de nuestro país.
Es por ello que la derecha busca una
reformulación de la institucionalidad neoliberal dentro de sus marcos. Buscan
un reoxigenar del acuerdo nacional mediante un reacomodo del pacto de
gobernabilidad. Ya han hablado de un "gran acuerdo nacional
económico", además de la reforma a la extensión de los años de duración
presidencial y la cantidad de representantes en el Congreso. Esto, claramente
solo maquilla la constitución del 80', quitándole la firma de Lagos, que hizo
modificaciones el 2005. En general, esto busca según su análisis, compartido en
parte por la Nueva Mayoría, que haciendo estas modificaciones se podrá
recuperar parte de la legitimidad social perdida en los años de la transición,
además de preservar cuidadosamente la estructura institucional antidemocrática
del neoliberalismo.
Ahora, uno de los primeros pasos para
contribuir a la crisis de la Nueva Mayoría, a su colapso y a su división, es
construir una alternativa electoral por fuera de ella, que permita y tensione
el corrimiento de las fuerza efectivas de izquierda que buscaron una
alternativa en ella, pero no encontraron el anidamiento de honestidad política
y estratégica necesaria. Alternativa electoral, que debe formar parte de la
construcción del bloque contra-hegemónico. Esta Alternativa es el Frente
Amplio.
Esto implica fortalecer el Frente Amplio,
que logre agrupar a todos aquellos
movimientos ciudadanos, asamblearios, humanistas, ecologistas, marxistas,
progresistas y revolucionarios que están comprometidos con una reforma profunda
al régimen político, cuyo carácter sea anti-neoliberal y democrático. El Frente
Amplio debe traducirse tanto en fuerza social en las calles, a la vez que
también en una fuerza electoral. El Frente Amplio indudablemente va a tener
contradicciones en su interior, pero se debe construir a partir de los acuerdos
comunes, que no son pocos a estas alturas. Al interior del Frente Amplio
debemos construir la izquierda posible identificada con los ideales del
socialismo y que claramente aspire a transformar profundamente el orden actual,
siendo protagonistas los pobres de la ciudad, los trabajadores y sectores
medios empobrecidos.
El camino propio o circunscrito
exclusivamente a los trabajadores y sectores populares puede ser atractivo,
pero es sectario e inviable electoralmente.
Debemos dejar claro cuál es nuestro camino
y nuestro proyecto y dar la lucha ideológica al interior del Frente Amplio,
para ganar a otros sectores a nuestras posiciones y nuestras propuestas; la
Izquierda Posible.
Es en este contexto que tiene sentido y
viabilidad la confluencia política de nuestras organizaciones. De lo contrario,
cualquier iniciativa de reformas políticas parciales se realizará sólo con los
actores que actualmente participan del régimen político.
Esto lo planteamos en el entendido de que
un bloque contra-hegemónico deberá incorporar necesariamente, en la coyuntura
actual, expresiones políticas representativas de los sectores perjudicados por
el neoliberalismo: Trabajadores, pobladores, mujeres, estudiantes, etc. Sí.
Pero también clases medias e incluso sectores empresariales no monopólicos, los
que de igual modo son discriminados en el acceso a los bienes, a los servicios
y a la calidad de vida que demanda una sociedad justa y necesaria.
Por otro lado, no habrá unidad ni alianzas
posibles si no se basa en la construcción conjunta de un programa. Un proceso
de construcción colectiva es una herramienta del trabajo de alianzas, y
puntualmente es en el tema de pobladores y estudiantes populares que podemos
aportar y lograr que otros sectores hagan suyos también nuestros puntos de
vista.
Nuestro llamado entonces es abierto al
conjunto de la dispersa izquierda revolucionaria. Avancemos desde nuestros
puntos de acuerdo y en los tiempos propios de cada organización al necesario
proceso de convergencia de nuestro sector. Sabemos que el camino es largo, pero
la necesidad de nuestro pueblo y las posibilidades del momento político exige
de los revolucionarios saber resolver los obstáculos y avanzar hacia la unidad.
Es en las calles, con los trabajadores, pobladores y estudiantes, con las
mujeres, los pueblos originarios y las más diversas luchas de nuestro pueblo
donde nos encontraremos.
La convergencia de los
revolucionarios la hacemos en las Calles!
Izquierda Anticapitalista
Revolucionaria - IZAR Chile
Ukamau.
Abril 2018.