Una vez más al Imperialismo yanqui ha dado un golpe contra el pueblo y el gobierno cubano. El gobierno de los Estados Unidos es el que más muerte y miedo genera en el mundo: sus invasiones en Medio Oriente, su desmesurada producción armamentística, su apoyo al Estado de Israel en el genocidio del pueblo palestino, sus permanentes violaciones hacia los derechos humanos hacia dentro de su país (criminalización y persecusión hacia la población afrodescendiente, abusos policiales, su incapacidad para frenar las continuas masacres que sufre el pueblo estadounidense por la cantidad de armas que se venden muy fácilmente hacia la sociedad civil), la mantención del centro de tortura y aislamiento para “sospechosos terroristas” en Guantánamo, entre otras muchas calamidades que podríamos seguir nombrando.
Sin embargo, sigue molesto con la dignidad y el faro que sigue representando el proceso revolucionario de Cuba.
A través de un discurso, el actual presidente de Estados Unidos, volvió a atacar a Cuba, retrocediendo y anulando los acuerdos alcanzados en 2014 entre el gobierno cubano y el gobierno yanqui, por entonces siendo presidente Barack Obama. Esto fortalece el bloqueo ya existente que genera muchos daños y privaciones para el pueblo cubano, como se indica en la respuesta que da el Gobierno Cubano ante las medidas adopatadas por Trump. Por otro lado el gobierno estadounidense, retrocedió también en un acuerdo que reconocía la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba y al gobierno cubano como un interlocutor legítimo e igual.
Para los movimientos populares de América Latina que luchamos todos los días en nuestros barrios, en nuestros lugares de estudio, de trabajo, en el campo, en las villas, favelas, poblaciones, por una sociedad más justa, sin explotadores ni explotados, sin ningún tipo de opresión, la revolución Cubana que se inició el 26 de julio de 1953 y aun continua vigente, es un faro que nos guía en estos tiempos difíciles de ofensiva conservadora en la región, como también nos guió y nos dio esperanza en la larga noche neoliberal de los ‘90.
La tierra del Che, del Eterno Fidel, de Vilma Espín y de Martinez Heredia, -recientemente fallecido- con quien nos hemos formado muchos militantes, por nombrar solo algunos/as, es la tierra de la dignidad, del ejemplo, de la solidaridad internacionalista, de la revolución, de la verdad histórica, y la defenderemos junto a su heroico pueblo y su gobierno, frente a cualquier agresión imperialista.
Viva Cuba revolucionaria!
Imperialistas yanquis, no pasarán!
MTST (Brasil), Congreso de los Pueblos (Colombia), Frente Popular Darío Santillán (Argentina), UKAMAU (Chile)
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