jueves, 28 de junio de 2018

Invitación a construir Pueblo Libre

Proponemos la construccion de una alternativa popular, con las luchas sociales y territoriales, para que como Pueblo recuperemos nuestros derechos y avancemos hacia una vida digna, la Vida Buena en nuestro país!
Te presentamos nuestras vocerías, Doris Gonzalez Lemunao vocera nacional y quien es vocera del Movimiento de Pobladores Ukamau, Anita Valenzuela, en la Vocería de la Región de Valparaíso, Javier Duharte, Vocero Region Metropolitana y Felipe Gajardo, Vocero Región del Bío Bío.


Somos Pueblo Libre




Algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido. Una voz que será respetada y oída; porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino
Salvador Allende.
La desigualdad de nuestro país alcanza los primeros lugares a nivel mundial. El crecimiento económico, el éxito empresarial y las ganancias que año a año acumulan los diversos grupos económicos no se traducen en mejoras para el pueblo, y estas cifras que en papel resultan tan positivas simplemente son invisibles para la mayoría de la población. Mientras los poderosos avanzan, vemos cada día como aumentan nuestras deudas, como obligatoriamente debemos cotizar más en diversas instituciones que lucran y especulan con nuestros sueldos y como, entre otras cosas, nuestra vida se ve absorbida por el mercado. Nuestra tierra y nuestra naturaleza son usurpadas y arruinadas, intervenidas solo para el beneficio empresarial. En nuestro país ya no hay derechos, todos se han convertido en un negocio, en una mercancía más por la que debemos pagar.
Existe un Chile de la minoría, el Chile de los poderosos, de una clase que ignora los reales problemas del país, y otro Chile, el de la gente que vive de su trabajo y esfuerzo, quienes vivimos la precariedad de nuestra sociedad, nuestras poblaciones y comunas, nuestros trabajos, jubilaciones, salud y educación, nuestros niñas y niños. Es esta precariedad, y nuestra negativa a conformarnos con ella como única realidad posible, lo que nos lleva a organizarnos, a luchar por lo que debería ser una vida digna en nuestro país.
El Chile en el que los privilegios se encuentran reservados para una casta minoritaria ya no da para más. Tras décadas del modelo neoliberal, resulta cada vez más evidente para las y los trabajadores y sus familias que el bienestar y el desarrollo prometido no era para todos, sino para unos pocos, y que no van a llegar a los sectores populares mientras no seamos nosotros, pobladores y pobladoras, estudiantes, mujeres y trabajadores quienes dirijamos los destinos este país. El descontento frente a los constantes y cada vez más profundos abusos del sistema ha ido creciendo en los últimos años, lo que ha determinado que diversos movimientos sociales hayan llenado las calles, movilizándose por la recuperación de los derechos que nos fueron arrebatados y cuestionando de diferentes formas, directa e indirectamente, el modelo neoliberal heredado de la dictadura. Pero esto aun sigue estando acotado a una franja del pueblo organizado, planteando la tarea de construir mayorías radicales para producir los cambios que Chile necesita.
Nuestra propuesta surge al calor de las luchas de los pobladores por la vivienda digna, que en las calles comprendieron que su lucha tiene un horizonte mucho más amplio que la consecución de una casa. Nacimos de las movilizaciones estudiantiles, que pusieron en cuestionamiento el contenido de la educación y su carácter de mercancía. Somos las mujeres que luchan por un país diferente, en el que podamos caminar libres y en el que tengamos iguales derechos. Somos los trabajadores que luchan por mejores pensiones, por salarios justos y por estabilidad laboral; en definitiva, por acabar con el código laboral de la dictadura.
Nuestra lucha es por un Chile digno y que asegure los derechos sociales para las grandes mayorías. Un Chile que recupere sus riquezas naturales y que respete el medioambiente. Un Chile en el que envejecer no sea una preocupación y en el que posibilidad de acceder a la educación, la salud y la vivienda y su calidad no dependan del dinero que cada uno tenga en el bolsillo. Un país en el que el trabajo sea justamente recompensado y que se desarrolle en condiciones dignas. Un país en el que la riqueza no sea acumulada en el bolsillo de unos pocos. Para todo ello, es indispensable redactar entre todas y todos una constitución por medio de una asamblea constituyente, acabando con la herencia dictatorial desde la raíz.
La única posibilidad real de lograr todo esto, es a través de la unidad, organización y movilización de todos los sectores que luchan y se organizan desde, por y para los intereses populares. Necesitamos construir una alternativa donde el protagonismo lo tengan las y los pobladores, los trabajadores, las mujeres, los sectores populares y los sectores medios empobrecidos, es decir, donde las y los protagonistas seamos el pueblo libre. Un instrumento político al servicio de estas luchas, desde los territorios, las organizaciones y los movimientos sociales, un instrumento que aúne estas luchas en la calle, pero también en lo institucional. Es hora de dejar atrás los sectarismos, y volcarnos de lleno a trabajar y organizarnos por transformar Chile.
¡Entre todas y todos, a conquistar la Vida Buena!.
A construir Pueblo Libre

lunes, 23 de abril de 2018

Levantar la alternativa de los trabajadores y los pueblos de chile.


El bloque histórico de las clases dominantes en Chile y la superestructura económica que sustenta sus cimientos, se encuentra en medio de una crisis de legitimidad. En la medida que el proceso ha sido exitoso desde el punto de vista macro económico, dicho éxito solo ha sido para los poderosos, acrecentando esta crisis hacia el resto de la sociedad.

El crecimiento económico y el éxito de los grandes grupos económicos y transnacionales, es inversamente proporcional al bienestar de la mayoría de los trabajadores y el conjunto del pueblo. Y eso no se puede “mejorar”: el neoliberalismo funciona así. Año a año, las mineras se expanden con nuevos proyectos contaminando nuestra tierra, las empresas pesqueras y salmoneras arruinan nuestro mar  y su biodiversidad, los procesos industriales secan nuestros ríos y las AFP, inmobiliarias e instituciones educacionales privadas lucran con los que deberían ser nuestros derechos.
Esta es la contradicción fundamental del período de estabilización de la lucha de clases: Capitalismo Neoliberal versus Pueblo.

Conflicto o contradicción que surge y se profundiza día a día en la esfera de la producción material, y que explica la progresiva pérdida de hegemonía y legitimidad del régimen político.

Sin embargo, la expresión política de este conflicto fundamental se encuentra bloqueada.

Frente a esto, se han levantado caminos alternativos a este bloqueo, en conflictos o contradicciones secundarias, como el descontento, principalmente de las capas medias; la movilización de muchas poblaciones por la defensa de sus condiciones de vida, y también, la lucha por educación de los jóvenes, sobre todo de los más pobres y endeudados, lo que ha lanzado a estos por miles a las calles durante los últimos años.
Estos tres conflictos, al desarrollarse, han derivado en una cuarta contradicción, que es la expresión principal, en este momento de desarrollo de la situación política, de la contradicción fundamental entre capitalismo neoliberal y pueblo: Institucionalidad neoliberal versus Democracia Plena, que engloba tanto el conflicto o contradicción entre el actual régimen político y la demanda por participación de distintos sectores sociales, así como el conflicto entre las condiciones tremendamente poco equitativas en que operan los grandes grupos económicos frente a la población común y corriente, y los costos que esta última debe pagar en términos de deterioro de sus condiciones de vida.

La resolución de esta contradicción principal, que en última instancia no puede ser resuelta en el capitalismo, en la coyuntura política a favor de los intereses populares –en alianza con otros sectores sociales- es una aproximación indirecta que nos puede permitir atacar, desde la superestructura, por decirlo así,  aspectos estratégicos de funcionamiento del neoliberalismo, y remover los cerrojos que dificultan la organización y lucha independiente de los trabajadores.

Los mecanismos que protegen al capitalismo neoliberal también son institucionales y pueden ser removidos, por lo que una ampliación “participativa” de la democracia, a través de representantes legislativos, mecanismos plebiscitarios, actos administrativos o de una Asamblea Constituyente, podría efectivamente derribar algunos de sus pilares de sustentación.

Es por esto que avanzar hacia la convergencia de organizaciones políticas populares como IZAR y Ukamau es un requerimiento histórico.

La construcción de un bloque histórico alternativo.

Surgimos de la experiencia de organización de miles pobladores, a su vez trabajadoras y trabajadores, y de jóvenes estudiantes nacidos de familias trabajadoras a lo largo de todo el país. Somos entonces organizaciones de los pobres urbanos y de los trabajadores precarizados. Ukamau es la expresión de las luchas y organización de trabajadores, en cuanto pobladores, que desde hace décadas vienen en un proceso de articulación. En tanto, IZAR, proviene de las luchas estudiantiles de las primeras década de los dos mil. Ese es nuestro contenido de clase y es la experiencia que podemos aportar, en este momento, como organizaciones y como movimiento social, tanto a la lucha de clases en el país, como a la conformación de este bloque contra-hegemónico.

Si queremos que el sector dominante de este bloque contra-hegemónico sean los trabajadores organizados y el pueblo, debemos entonces comenzar a unir nuestras experiencias y construir un programa de lucha que convoque al conjunto de los sectores populares a luchar.

Izquierda posible. Las alianzas en función del conflicto o contradicción principal, y de la necesidad de construir el bloque contra-hegemónico.

La contradicción o problema, a estas alturas, no es Derecha versus Nueva Mayoría. Eso es un error y forma parte del engaño necesario para seguir manteniendo el régimen político inalterado. Ambas, en alianza estratégica, están juntas en el régimen político, son las coaliciones del duopolio y son las que construyeron esta democracia restringida. Pero, la derecha siempre ha sido minoritaria social y electoralmente, y ese es el problema que ha tenido para gobernar.

El agente político hegemónico de las clases dominantes fue la Concertación. Fue ella la que ideológicamente subordinó a los trabajadores y a los sectores populares al proyecto histórico del capitalismo neoliberal -por ello logró gobernar más tiempo que la misma dictadura-, y es por ello que sigue siendo el principal factor de estabilidad del régimen político. 

Sin embargo, las contradicciones propias del neoliberalismo y las luchas emprendidas por nuestro pueblo han provocado la pérdida relativa de la base social a la Concertación, de pilar en el pacto PS-DC,  con notoria expresión electoral en las últimas elecciones y en los miles de chilenos que regularmente colman las calles de nuestro país.

Es por ello que la derecha busca una reformulación de la institucionalidad neoliberal dentro de sus marcos. Buscan un reoxigenar del acuerdo nacional mediante un reacomodo del pacto de gobernabilidad. Ya han hablado de un "gran acuerdo nacional económico", además de la reforma a la extensión de los años de duración presidencial y la cantidad de representantes en el Congreso. Esto, claramente solo maquilla la constitución del 80', quitándole la firma de Lagos, que hizo modificaciones el 2005. En general, esto busca según su análisis, compartido en parte por la Nueva Mayoría, que haciendo estas modificaciones se podrá recuperar parte de la legitimidad social perdida en los años de la transición, además de preservar cuidadosamente la estructura institucional antidemocrática del neoliberalismo.

Ahora, uno de los primeros pasos para contribuir a la crisis de la Nueva Mayoría, a su colapso y a su división, es construir una alternativa electoral por fuera de ella, que permita y tensione el corrimiento de las fuerza efectivas de izquierda que buscaron una alternativa en ella, pero no encontraron el anidamiento de honestidad política y estratégica necesaria. Alternativa electoral, que debe formar parte de la construcción del bloque contra-hegemónico. Esta Alternativa es el Frente Amplio.

Esto implica fortalecer el Frente Amplio, que logre agrupar a todos aquellos movimientos ciudadanos, asamblearios, humanistas, ecologistas, marxistas, progresistas y revolucionarios que están comprometidos con una reforma profunda al régimen político, cuyo carácter sea anti-neoliberal y democrático. El Frente Amplio debe traducirse tanto en fuerza social en las calles, a la vez que también en una fuerza electoral. El Frente Amplio indudablemente va a tener contradicciones en su interior, pero se debe construir a partir de los acuerdos comunes, que no son pocos a estas alturas. Al interior del Frente Amplio debemos construir la izquierda posible identificada con los ideales del socialismo y que claramente aspire a transformar profundamente el orden actual, siendo protagonistas los pobres de la ciudad, los trabajadores y sectores medios empobrecidos.

El camino propio o circunscrito exclusivamente a los trabajadores y sectores populares puede ser atractivo, pero es sectario e inviable electoralmente.

Debemos dejar claro cuál es nuestro camino y nuestro proyecto y dar la lucha ideológica al interior del Frente Amplio, para ganar a otros sectores a nuestras posiciones y nuestras propuestas; la Izquierda Posible.

Es en este contexto que tiene sentido y viabilidad la confluencia política de nuestras organizaciones. De lo contrario, cualquier iniciativa de reformas políticas parciales se realizará sólo con los actores que actualmente participan del régimen político.
Esto lo planteamos en el entendido de que un bloque contra-hegemónico deberá incorporar necesariamente, en la coyuntura actual, expresiones políticas representativas de los sectores perjudicados por el neoliberalismo: Trabajadores, pobladores, mujeres, estudiantes, etc. Sí. Pero también clases medias e incluso sectores empresariales no monopólicos, los que de igual modo son discriminados en el acceso a los bienes, a los servicios y a la calidad de vida que demanda una sociedad justa y necesaria.

Por otro lado, no habrá unidad ni alianzas posibles si no se basa en la construcción conjunta de un programa. Un proceso de construcción colectiva es una herramienta del trabajo de alianzas, y puntualmente es en el tema de pobladores y estudiantes populares que podemos aportar y lograr que otros sectores hagan suyos también nuestros puntos de vista.

Nuestro llamado entonces es abierto al conjunto de la dispersa izquierda revolucionaria. Avancemos desde nuestros puntos de acuerdo y en los tiempos propios de cada organización al necesario proceso de convergencia de nuestro sector. Sabemos que el camino es largo, pero la necesidad de nuestro pueblo y las posibilidades del momento político exige de los revolucionarios saber resolver los obstáculos y avanzar hacia la unidad. Es en las calles, con los trabajadores, pobladores y estudiantes, con las mujeres, los pueblos originarios y las más diversas luchas de nuestro pueblo donde nos encontraremos.

La convergencia de los revolucionarios la hacemos en las Calles!

Izquierda Anticapitalista Revolucionaria - IZAR Chile

Ukamau.

Abril 2018.

Que la corrupción y el abuso no diseñen nuestras ciudades

“Trabajo mal Hecho También es Corrupción” Jorge Bermudez 2017, Contralor de la Republica Nuevamente debemos salir a manifestarnos a la...