Profunda tristeza
por el asesinato en Caracas, Venezuela, de nuestro compañero, amigo, incansable
organizador, José Muñoz Alcoholado. Su nombre más conocido en la lucha clandestina
y revolucionaria: "Alejandro”. Para nosotras y nosotros, sin embargo, siempre
será el “Chico Alejo”.
Una de esas personas
imprescindibles, de esas que luchan toda su vida, ha
partido.
Hijo del Capitán de
Carabineros, José Muñoz, uno de los pocos oficiales de Carabineros que
permaneció leal a la Constitución defendiendo al Presidente Allende en La
Moneda, y de la señora Sonia Alcoholado, quien junto a su marido ayudó a
sobrevivir a muchos perseguidos por la dictadura.
Desde muy temprano su
conciencia de la crítica situación política del país y su amor por el pueblo,
lo llevó a asumir un compromiso revolucionario y decidir tomar las armas contra
la Dictadura, emprendiendo con sus compañeros algunas de las primeras acciones
de lo que después sería el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
En Cuba, dónde fue
enviado para formarse, destacó por su capacidad política. Aprendió el arte
guerrillero y comprendió la necesidad de la solidaridad de nuestros pueblos en
lucha, por lo que partió a la Nicaragua revolucionaria, para formar parte de
los Batallones de Lucha Irregular que luchaban contra los
Contrarrevolucionarios. Siempre se le vio en la primera línea de combate, no
dudando un segundo en entregar su vida por un pueblo hermano si eso era
necesario.
Regresó a Chile como
miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria- MIR, a fines de los años 80.
Muchos creyeron que la alegría llegaría con el fin de la dictadura, a través
del acuerdo por arriba entre la naciente Concertación, los militares y la
derecha económica, avalado desde los EE.UU. hasta el Vaticano. Pero el Chico Alejo
tenía claro los límites y restricciones de esta falsa democracia, que hoy son
para todos evidentes, por lo que en vez de desmovilizarse, en vez de irse para
la casa, junto a otros jóvenes militantes impulsó una profundización del
proyecto mirista, que dio vida al MIR-EGP-PL.
Durante los ´90 reconstruyeron
su organización partidaria y llevaron adelante una intensa lucha subversiva
contra la instalación del acuerdo de los dueños del poder y la riqueza. Siempre
intentaron la unidad de las distintas fuerzas de la izquierda revolucionaria,
por lo que impulsaron una alianza con otras organizaciones de lucha. Los mismos
sectores políticos de la Concertación que hoy están hundidos hasta el cuello en
distintas tramas de corrupción política en el país, decidieron que los
revolucionarios debían ser no sólo combatidos, sino exterminados. La lucha fue
ardua y se saldó con una gran cantidad de revolucionarios muertos y detenidos.
El Chico Alejandro, junto a otros valiosos compañeros, se tuvo que ir del país.
Partió de inmediato
a tareas internacionalistas, organizando, creando redes en Argentina, Uruguay,
Brasil. Combatió por diversas tierras de este continente. Soñó el proyecto
NuestroAmericano, por lo que fue un articulador que trabajo con diversos
movimientos políticos y sociales en toda su América Morena y más allá. Las
montañas de Colombia o los llanos venezolanos fueron marcados por su impronta rebelde.
Conociendo en carne propia lo que significaba un golpe de estado, con sus
secuelas de muertos, desaparecidos, torturados y prisioneros políticos, y
haciendo honor a la memoria de los cientos de militantes del MIR que dieron su
vida en la lucha contra la dictadura en Chile, no dudó en resistir junto al
pueblo venezolano, con las armas en la mano, el golpe de Estado del 2002.
En Chile y en
particular para Ukamau, el Chico Alejandro siempre fue pieza anónima pero fundamental.
Siempre preocupado del impulso político de nuestro espacio, ya que desde los
´90 intentamos demostrarle concretamente que si la revolución no crecía desde
nuestros territorios, con nuestra gente, construyéndose desde las y los más
humildes, siempre estaríamos en desventaja frente a nuestros enemigos de
clase.
Guerrillero,
revolucionario, militante, padre, amigo, hermano, compañero. Estas semanas se
encontraba en las tierras de Bolívar luchando por la unidad de los
revolucionarios venezolanos para hacer frente a la intentona golpista del
imperialismo. Además, se aprontaba a regresar a Chile, donde no dudamos habría
sido un aporte en este nuevo escenario político que requiere de un sector de
izquierda fuerte para salir del neoliberalismo y evitar la repetición de las
mismas prácticas de la Concertación, que han permitido que nuestro país se
encuentre en la profunda crisis actual.
En medio de estas
labores, la tarde del jueves recién pasado fue cobardemente asesinado por
sicarios armados, dejando a muchas y muchos de sus amigos y compañeros en Nuestra
América con una profunda tristeza y un recuerdo imborrable desde la Patagonia
al Mar Caribe.
¡Compañero Chico
Alejandro, nuestro homenaje será la victoria!
¡La lucha continua!
Ukamau,
Chile, abril 2017
Chile, abril 2017
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