A las madres del pueblo chileno.
A las madres que salen a trabajar para parar
la olla o juntar el dinero para que los hijos puedan estudiar, sacrificando el
tiempo que podrían dedicar a ellos.
A las madres que levantan todos los días a
recolectar mariscos, a vender en la feria, a sacar y empaquetar frutas, a
limpiar las calles, a atender clientes en los negocios, a realizar llamadas en
los call centers, a lavar ropa, a cocer y a mantener con vida la economía de
este país.
A las sacrificadas madres que deben cuidar
solas de sus hijos, a las madres que estudian para crear un futuro mejor, a las
temporeras, a las indomables madres del pueblo mapuche.
A las madres que deben madrugar para llevar a
sus hijos al jardín o al colegio, muchas veces caminando extensos tramos por no
tener dinero para costear un furgón o la micro, sufriendo del frío y la lluvia durante
el invierno.
A las madres que trabajan en sus hogares y
que deben resistir con unos cuantos pesos todos los meses la avalancha de
cuentas que llegan al hogar en este país de servicios privatizados.
A las madres que son discriminadas y abusadas
trabajando como nanas en las casas de los ricos, cuidando a familias ajenas,
lejos de sus propias familias, recibiendo migajas a cambio.
A las madres que resisten horas haciendo
filas en los consultorios y hospitales de la moribunda salud pública
A las que sienten el peso de la explotación
laboral, a las que son discriminadas, a las que son maltratadas, a las que
sufren del injusto castigo de una sociedad y un sistema machista y abusivo, a
las que han perdido a sus hijos por la violencia engendrada por las
desigualdades, la falta de oportunidad y el narcotráfico.
Pero, sobretodo, a las madres que luchan, a
las que se organizan, salen a las calles y se levantan exigiendo justicia y
derechos, a las que buscan una vida distinta.
A las madres rebeldes, sacrificadas, a las
que salen junto s sus hijos en las marchas estudiantiles, a las que luchan por
el derecho a una vivienda, a las que levantan sindicatos para acabar con los
abusos patronales, a las que se organizan en el campo, en los puertos, en las
caletas, en las comunidades, en la ciudad, en las poblaciones y en sus lugares
de trabajo.
A las madres que vieron desaparecer a sus
hijos durante la dictadura y se levantaron contra ella, muchas de ellas
perdiendo la vida, a las que llevan en sus vientres a la esperanza rebelde del
mañana, a las que sonríen y sueñan con un mundo distinto, a las que han
entendido que la historia es nuestra y que está en nuestras manos y en nuestra
propia fuerza la solución a los problemas que nos aquejan.
A las madres pobladoras, trabajadoras,
estudiantes, a las madres de nuestro pueblo, desde el Movimiento de Pobladores
Ukamau les deseamos un feliz día.
Arriba las madres que luchan!!
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